sábado, 19 de noviembre de 2016

Y escóndelo lejos.

Arráncamelo.
Arráncamelo de la piel si te vas,
arráncame el amor.
Las ganas.
La forma de tus dedos.
Tus uñas.
Arráncame el olor de tu ropa,
tus besos.
Arráncame el corazón si ya no lo quieres.
Arráncame la piel y tápate si hay tormenta.
Arráncame cada te quiero de la nuca,
tus dudas,
tus suspiros,
mis te amo.
Arráncame el aire que me rodea y me huele a tu piel.
El tacto de tu pelo,
la melancolía.
Arráncame todo lo que soy,
todo lo que quiero,
todo lo que ya no seré lejos de ti.
Arráncame de mi.

domingo, 9 de octubre de 2016

Si te vas, y ya no vuelves.

Si te vas,
deja la puerta abierta y la cama deshecha.
Rompe la vajilla,
las ventanas,
los jarrones,
destroza la casa, que fue nuestra.
Pulveriza mis ruinas hasta que no sepa quien soy
y vuele,
descóseme las heridas que curaste con saliva, porque ya no son mías.
Si te vas, que no se te olvide volver a cerrarme los ojos,
y aniquila el deseo
de quebrarme entre tus dedos.
Si te vas y no vuelves,
déjalo todo por el suelo,
azota la presencia de los recuerdos de tus manos si ya no me tocas.
Si te vas y no vuelves
reviéntame por dentro las ganas de comerte,
antes de que cierre la puerta,
antes de que ya no entres.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Conjunciones.

Aunque no estés
aunque te vayas y no vuelvas.
Aunque te lo dejes todo tirado por el suelo
y hagas de mí pedazos de barro...
Aunque me rompas la cara y los huesos,
el corazón y los deseos
aunque hagas de mí hilos y los quemes.
Voy a jurarte amaneceres una y otra vez.
Una
y otra vez.
Una vez
y siempre.
Porque te sentaste al filo del acantilado
para esperar
a que volviese
con la brisa de la última luna llena
que ahora está en tu suelo
que ahora
es para ti.



domingo, 11 de septiembre de 2016

A ti, ya no.

Apuntálame a versos y besos este cuerpo que se derrumba de dudas. Ábreme cada herida si es para acariciarme por dentro, ponme tu nombre en cada costura, en cada grieta,
y cúrame tú.
Ojalá pudiese borrar todo lo que me he cincelado para que tú no te cortases los pies, ojalá no me hubiese roto tanto cada esquina y pudieses rozarme.
Voy a grabarme a fuego tus constantes vitales y a tatuarme tu mirada en mi nuca, para que cada vez que no pueda gritarte que vengas, nunca estés lejos,
ni fuera,
de aquí,
ni de mí.
Apuñálame por la espalda con la lengua y cóseme mis alas a tus tobillos
que voy a limarme los colmillos y las ganas de volar, porque desde hoy, voy a dejar de morder.
Siempre quise limpiar las huellas de quien entraba, para que nadie supiese nunca el camino, hice que que se fueran,
huí,
volé,
hice daño.
Y me lo hice a mí.
Estirpé todas las miradas de mi retina, me olvidé de todos y cada uno de los valientes que osaban acercarse.
A ti
ya no.
Ya, nunca.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Manifiesto de intenciones.

Aléjate de estas ruinas llenas de cascotes a punto de derrumbarse
si no quieres que te sepulten,
no dejes que te toquen estas espinas venenosas
si no ansías quedarte.
Coge las flores de este jardín que brota dentro de aquel oasis que construí cuando fuí isla,
son para ti
quédatelas hasta que vuelva,
hasta que se seque la hierba  y la pises haciéndola sonar bajo tus pies.
Arráncame la piel si hace frío,
y acurrúcate en mi esqueleto si llueve,
voy a darte mis llaves para que entres a mudarte,
ahí, un poco más
a la izquierda,
donde estás desde que eres
donde vivo desde que soy.

martes, 30 de agosto de 2016

Y... ¿Qué has hecho conmigo?

Qué hago ahora que me conozco, que te veo abalanzarte sobre mí y siento que quiero dejar de huir de ti.
Qué hago contigo cuando me miras con compasión a los ojos, entre todos estos cristales rotos que no te dejan acercarte más, como si mi cuerpo fuese una caja llena de errores que ni siquiera yo puedo cerrar. 
Y me cortan tus suspiros de quererte ir, de rendirte y entregar las armas en esta guerra
que solo acaba de empezar. 
Qué hago conmigo...
si me da miedo que te quedes
pero no puedo evitar gritarte
que no te vayas. 

lunes, 22 de agosto de 2016

Borrador número 26.751

Me da igual que seas el ruido más ensordecedor de las mandrágoras o el estruendo de la guerra que revienta tímpanos y huele a sangre, el seráfico pero maligno canto de las sirenas que hicieron del héroe, un loco incontrolado,
ahora que me has enseñado a escuchar solo las mareas en tu ombligo.
Rompe las cadenas de esta jaula que me obligan a irme de ti,
y a olvidarme de mí.
Enséñame a quedarme por las noches, a despertarme viendo una cara que no sea la mía y no temblar de miedo, porque cuando te miro
me sigo perdiendo
y empiezo a asumir que ya no soy, que quiero que te quedes a dormir a menos de tres centímetros de mi nariz,
aquí.
Todavía no entiendo qué hiciste para entrar en este laberinto de cien mil salidas y media entrada, pero entiendo mucho menos que no quieras salir corriendo después de ver estas cascadas tan violentas que te calan los huesos
si te acercas.
Pero cuando te desnudas para mí, aunque sigas con ropa, después de comerte las dudas...
Te quiero aquí,
encima,
debajo,
de espaldas,
como quieras.

jueves, 11 de agosto de 2016

A veces me pasa que te imagino aquí.

¿Y ahora qué?
Si supiera lo que buscan tus manos al acercarse a las mías, no te lo daría.
Pero ahora cómo me digo que no, que no puedo salir de aquí, si lo has desempolvado todo y le has dado cuerda al reloj que hace tiempo que dejó de contarme la vida.
Y entonces me escondo y huyo, hasta que no puedo olerte aunque te sienta siempre aquí, tan cerca, cuando aparece el puto miedo de que seas tú, de que estés, de que te quedes a coser lo que tú no has roto.
Y llores,
porque te cortan las yemas mis vértices o te pinchan los clavos que pusieron otros en esta piel que ya no aguanta más luchas.
Déjame entrar a tus rincones que voy a curarte, a llevarte a la cumbre de mis grietas para que desde arriba vueles, y sientas que lo puedo hacer, que voy a estar hasta que exploten todos los planetas de nuestra órbita.
Ven
y siéntate a escuchar lo que te voy a leer.


domingo, 7 de agosto de 2016

Si quieres, Mía.

Eres, mía.
El comienzo del deshielo del Ártico, la cicuta que acabó con el alma de Sócrates o el final de la Reina de Egipto huyendo del castigo de Octavio.
Pero no voy a irme aunque retuerzas a estos demonios que siento y llamo míos, porque voy a bajarte lento a mis infiernos para que te quedes a vivir en mi libertad.
Mientras me imagino cómo hueles después de quedarte aquí encima, siendo todavía tuya y nunca mía, siendo tu sudor las lágrimas de Apolo después de perder a su Dafne. Voy a hacerte victoria, en tu cama o en mi suelo. Porque desde que me quemas tú, no me muerden las Furias.
Apunté a tus ojos como el loco que se mira por última vez al espejo, sabiendo que ibas a ser las dudas de todo pero las ruinas de nada.
Dime que soy yo, o reviéntame con los dientes las costuras que sujetan estos huesos que se mueren por rozarte.
Pd: Avísame de que el fin del mundo es hoy, que de ti, no me muevo.

martes, 2 de agosto de 2016

Hasta que tú, no.

Hace tiempo que no sé, que no debo, que no quiero.
No quiero saber lo que debo tener, lo que tengo que hacer para que estés y no huyas.
No supe hacer que te quedaras, no pude retenerte entre mis dedos pero sí en mis entrañas.
Ya no creo en los ``para siempre´´, ni en las despedidas con lágrimas en los ojos. Creo en tus garras y en tus guerras, en tus sábanas por el suelo y tu pelo corriendo por mi espalda.

jueves, 21 de julio de 2016

Déjate ser.

Enséñame a acariciarte sin romperte una vez más las ganas de quedarte a dormir en mis huesos, donde ya no tejen sus telas las arañas ni se astillan los deseos.
Enséñame a quererte sin que te duela mi aliento en tu nuca, que huele a droga y amor tu boca cuando me susurra.
Déjame olvidar lo que ayer me abrió la piel y me secó las dudas de quedarme más de una vida a coser tus heridas.
Quédate a ver cómo despego como Ícaro para comerme tus ganas de huir, ahora que ya no tengo miedo de saltar sobre tus vacíos.
Porque aprendí a decir-te quiero antes que lo siento, cuando más dolía, cuando ya no estabas a la distancia necesaria para escucharlo.
Enséñame a encontrarme en otras manos, en otros versos, en otras bocas, porque desde que no soy tuya, ni la poesía es mía.
Y ahora, dime amor, cómo se cosen los añoros de tu ausencia, o cómo expiran los recuerdos que me muerden el cuello cada vez que pienso en tu risa.
Porque desde que tú no estás, ni tan siquiera yo soy mía.

domingo, 3 de julio de 2016

Sin pretéritos.

La quiso.
Como el que quiere volver a casa cuando la piel se le abre.
Como ansiar el olor del mar, perdido en el desierto.
Como necesitar la luna en una noche oscura.
La quiso.
Como se quiere respirar cuando se ahoga.

domingo, 26 de junio de 2016

Donde.

Ven a quererme donde me escondo. Donde habitan los aullidos y los suspiros.
Ven a quererme donde quemo, donde se esconden los pecados. 
Donde me canso de gritarte al oído porque no me escuchas, ven.
Ven a quererme donde duelo, donde ahogo.
Ven a decirme que te quedas, a acampar.
Donde amo.

miércoles, 22 de junio de 2016

Yo no.



Nunca fui de saltar los charcos sin botas de agua. 
De salir sin paraguas los días nublados. 
De conducir sin cinturón, ni de pasar de 120 km/h.
Hasta que llegaste tú, y me montaste en un bólido sin casco, y revolucionaste mi vida dando vueltas de campana.

martes, 3 de mayo de 2016

Cosas que-darte cuando no estés.


No me voy a mentir diciéndome que no me queman los dedos cada vez que viene tu ausencia a decirme que ya no eres mía.
Que no quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos porque Neruda no sabía lo que era solamente el rozar de tu piel, y de haberlo sabido solo hubiese querido caer en tu abismo.
Y ahora mírame, que aun siendo polvo de huesos rotos seguiría arrastrándome para tirarme a tus grietas.
Aquel verano cosimos todos los dientes de león a nuestro banco, para pedir un deseo en cada adiós. El mío, siempre fue ser-contigo, el tuyo, deshacerme entre despojos hasta convertirme en tus ruinas.

sábado, 30 de abril de 2016

Ahora, un adverbio de tiempo.



Ahora que no estás para ver como vuelo.
Ahora que no me gritan tus miedos al oído para que no eche raíces en tu oasis.
Ahora que te quiero y no sé decírtelo, dime cómo se curan los arañazos del desafío, cómo se para una tormenta o se sobrevive a un huracán viviendo en el centro de su remolino.
Dime cómo se planta cara al hecho de que ya no somos,
que seremos
pero no Nosotros
sino en singular:

y yo.
Ahora que se han apagado las luces de la habitación y no encuentro tu pelo, dime cómo cruzo este desierto con mi orgullo y sin tu agua, porque en este laberinto de caídas mortales no encuentro la salida si tú no estás en el mapa.

martes, 26 de abril de 2016

Cartas para ''S''.


Vete, vete, por favor, quiérete y vuelve a creerte mis mentiras.
Recoge tus cosas  y vete, no vuelvas a mirarme nunca más como si la última tormenta eléctrica estuviese en tus pupilas.
Que me he matado mil veces por soñarte,
tíralo todo por la borda, que no me importa nada si tú no saltas
pero no vuelvas a intentar quemar océanos ni calmar furias, porque me encojo y me aturullo para caber entre tus manos pero me estrujas el pecho hasta que revientan las crisálidas de unas mariposas que no volarán nunca.
``Esto no es amor´´, dices mientras me acaricias el corazón con tus dedos. Qué vas a decir tú si no ves mis tripas retorcerse cuando te vas.

sábado, 16 de abril de 2016

Verbos.


Esperar. No es solo un verbo de la primera conjugación.
Es a la vez, tener la esperanza de que aquello que esperas va a llegar,
esperar el tren
esperar la hora para salir del trabajo
esperar a que la cafetera pare
o esperar que algún día cambie tu suerte, y dejes de esperar.
Y es que esperando, también se llega tarde.

martes, 12 de abril de 2016

CAOS.


La niña que soñaba con volar
ya no quiere.
Se quedó colgando de sus costillas
se cortó las alas de raíz
y se limó las esquinas.
Desea volver a su cuento y no puede.
A veces habla en tercera persona porque se le olvidó cómo se usa la primera.
Pd: Echar de menos como sentencia a cualquier alma vieja.

jueves, 7 de abril de 2016

Noli me tangere.



[...] La lava que asoló Pompeya llora ahora chuzos de hielo por no cubrir de ceniza mi altar
donde sacrificaba corazones en tu nombre para olvidarme de que mi alma estaba vacía desde que mi boca olvidó pronunciar el pronombre,
Nosotros.
Tan ajenos y efímeros que flotábamos ingrávidos entre los dedos de algún dios justiciero que decidió rompernos en cien pedazos hasta que pudiésemos odiarnos,
siempre.

lunes, 4 de abril de 2016

X



El mundo en blanco y negro
en gris las almas que la buscan.
Ruinas soterradas
espinas cortadas.
Pétalos secos
charcos que esconden sus reflejos. 



viernes, 1 de abril de 2016

``Matemática de la carne´´.


He hecho 97 cuentas para tacharnos una
porque el resto no eres tú, ni el dividendo soy yo
ni el resultado somos nosotros.
Ahora me pregunto qué son las matemáticas
si no son tus dedos 
con los míos. 

miércoles, 30 de marzo de 2016

Paralelismos.


En mí, en ti. 
Como una caja de objetos perdidos en los que ninguno tiene ya dueño ni amo, amor.
Como la espuma que se despega de la ola para coserse a la arena.
Gaviota que se perdió con la bruma y no encuentra donde posarse.
Vete para encontrarme y 
vuelve para perderte. 

Errores de cálculo.



Me prometía el cielo mientras dosificaba la cicuta.
Alargando la agonía y petrificando el tiempo muerto
como el plomo en los pies después de saltar por una catarata.
El mar de diamantes se comió el cauce, los cuerpos flotan y brotan amapolas secas en el estómago de algún cuervo.
No
Vuelvas
A acercarte
Nunca.

martes, 29 de marzo de 2016

Boomerang.






Y a veces viene corriendo con los ojos tapados para decirme que la oscuridad también le duele. 
Las leyes de la física ya no son exactas y nos dimos cuenta de la inexistencia de la verdad absoluta, de lo absoluto y de la verdad. 
La Tierra ya no gira alrededor del Sol, sino que es mi dedo el que gira alrededor de su ombligo esperando que se abra la cascada de su boca, para enseñarme la sonrisa que cura la vida y arregla el mundo unas horas. 

Álter ego.

No la busco pero la encuentro, perdida en los bosques oscuros, en los lagos profundos y en los mares revueltos.
La encuentro mirándome de reojo por encima del  hombro, sé que no me pregunta porque le da miedo la respuesta, y a mí me da miedo dejar de encontrarla cuando no quiero verla, que deje de buscarme o yo deje de huir, porque no sé si soy más ella o más yo. 
A veces la encuentro metida en la caja de los anhelos y las melancolías ocultas, en los cajones de dudas y las probetas de agua salada.
O en los jardines de jazmín y amapolas, escuchando el viento entre las hojas y oliendo la hierba buena. 
Se esconde en gotas de sangre, a veces la busco en mi sonrisa y no la veo, no está, ni siquiera deja vestigios de su presencia, ni huellas de sus pasos ni besos en los huesos, como si nunca hubiese estado ahí.
La poeta es ella, 
las ruinas soy yo.