viernes, 23 de noviembre de 2018

Menos mal, que tú.

Menos mal que llegaste a tiempo
para abrocharme el paracaídas.
Justo cuando el aterrizaje forzoso
era la única esperanza
de supervivencia.
Menos mal
que siempre estaba tu paraguas
para cuando todos esos niños
solo querían tirar piedras.
Porque antes de ti,
solo tenía mi espalda
para soportar toda esta pena.
Menos mal,
que supiste hacerme reír,
después de haber llorado océanos.
Menos mal
que tú,
siempre salvas
                       vida.

Sísifo

Ojalá
nadie vuelva a hacerme escribir
como tú,
desangrándome por los dedos con los ojos cerrados,
viendo como me desintegraba,
sin poder hacer nada.
Porque solo me trajiste invierno
en el agosto más caliente.
Y que no te perdones
debe convertirte en algo parecido a Sísifo,
pero tú,
sí te lo mereces.
No lo hagas,
porque yo no lo haría nunca.
No lo haré nunca.
No puedes redimirte,
no puedes recuperar lo que ya no existe.
Ni yo,
ni nada que llevase nuestro nombre.
Que he cambiado toda la piel
y ya no me supuran tus heridas.
No vuelvas a jurar por un amor
que no vale nada.
Porque nunca fuimos,
no eres,
nada.

viernes, 16 de noviembre de 2018

He sido feliz sin ti

Soy feliz sin ti.
Desde que me enamoré de ella pensé que nunca volvería a ser feliz
si no estaba,
si no me acariciaba,
si no me despertaba a su lado.
Ella se fue.
Se fue devastando/me todo lo que encontraba a su paso.
Rompió todos y cada uno de mis huesos,
mis ganas
y se llevó todo lo que me quiso.
Menos a mí.
Ella se fue,
y todo se volvió infierno,
angustia,
desierto,
nieve.
Ella se fue,
y yo me convertí en el precipicio
donde venían a terminar sus llantos los suicidas.
Ella se fue,
y creía que nunca iba a olvidarla,
que me moriría de eso que dicen que no mata,
de amor por alguien que se larga dando un portazo,
rompiéndolo todo.
Por un momento creí que nunca iba a dejar de querer a ese monstruo
que me había jodido la vida.
Pero ella se fue,
y fue lo mejor que pudo hacer por mí.
Fue su manera de devolverme todo lo que le había dado,
alejándose,
yéndose tan lejos
que nunca me dio vértigo su caída.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Otra bala perdida que ha ido a darme donde no debía

Sabrás que sigo estando triste,
porque desde donde me miras no puedes salvarme.
Que no has saltado,
que ni siquiera te has bajado de tu pedestal,
que no has sacado las manos de los bolsillos para agarrarme.
Y este, no era el trato.
Te has confundido de personaje.
Tú no tenías que ser la soga que me apretase el cuello,
otra vez.
Tenías que recoger todo lo que era y me habían quitado.
Y solo me soplaste en los ojos,
para que no viese tus cartas.
Y al final,
te darás cuenta de que ese cisne al que veneras
no es más que un cuervo
que acabaría sacándote los ojos.
Mientras yo,
domé mi monstruo,
calmé mi ira,
para poder acariciarte sin atravesarte.
Dejé de bailar con brujas, porque a ti te daban miedo.
Y tú,
solo querías regar su ausencia de lágrimas,
pero todas,
todas,
eran mías.
Y te recuerdo,
que si Romeo existiera,
no moriría por Julieta,
y yo por ti,
tampoco.