sábado, 18 de agosto de 2018

Las historias de amor no existen.

Pero aquí no hay amor.
Crújeme el corazón entre tus uñas y párteme la espalda con la lengua, 
hasta que deje de respirar tu aliento.
Y de repente, pasas tú por las comisuras de mis labios como una bacante ebria,
llena de frenesí.
Y entonces me acojono si te miro y te veo dentro de estas entrañas,
donde anidaron las polillas desde que me rompieron las costillas los puños del hastío de saberme viva, matando los dragones que invaden este abismo putrefacto, donde absorbía los deseos de otras,
que no eran tú.
Y quiero que se paren los planetas,
justo aquí,
justo en ese punto en el que no sé si me odio más o me quiero menos por dejar que te quedes,
justo aquí.
Justo donde ya no duele porque no lo siento,
y no lo siento porque hace tiempo que cortó los nervios.
Aquí, donde las golondrinas ya no hacen sus nidos porque hace demasiado frío.

...Y te susurré que las historias de amor no existen...

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