sábado, 18 de agosto de 2018

Si tuviese tres deseos, me sobrarían dos.

Ella es tormenta,
viento,
vendaval.
Ella es el tornado,
el huracán que abrió todas las puertas y rompió las ventanas.
Desde su risa me convertí en kamikaze,
empecé a pisar fuerte con los ojos cerrados,
sin pensar,
sin mirar.
Ojalá me destroce,
me abra todas las grietas y me sople.
Ojalá me acaricie hasta que sangre todas las lágrimas que me he tragado.
Ojalá se quede
y se beba mi Colacao todas las mañanas.
Ojalá se quede cuando llegue la calma y no haya cristales en el suelo,
cuando arregle los cimientos de este templo y arranque todas las páginas que no le gustan.
Ojalá se quede,
tan cerca que su olor y el mío sean el mismo.

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